Importancia de los lácteos en la etapa escolar

Rol de los productos lácteos en el desarrollo físico y cognitivo en edad escolar

Durante la infancia y adolescencia, el consumo de lácteos (leche, yogur, queso) juega un papel clave en la adquisición del pico de masa ósea, salud dental, composición corporal y desarrollo cognitivo. Su importancia se mantiene en etapas posteriores de la vida para prevenir enfermedades como osteoporosis y mantener la composición corporal saludable; pero, los escolares se benefician especialmente por estar en una fase crítica de crecimiento y desarrollo. Este artículo revisa antecedentes, evidencia científica y ofrece conclusiones y recomendaciones prácticas.

En las últimas décadas, en todo el mundo, se ha observado una disminución del consumo de lácteos en niños y adolescentes, lo cual ha generado preocupación sobre posibles déficits nutricionales fundamentales como calcio, vitamina D y proteínas.

La literatura científica ha estudiado ampliamente cómo los lácteos ayudan a alcanzar el pico de masa ósea en edades tempranas (niñez y adolescencia), destinado a reducir el riesgo de osteoporosis en la edad adulta.

Programas escolares como el Special Milk Program en EE. UU. y su equivalente en Corea del Sur han demostrado que ofrecer lácteos en el entorno escolar incrementa la ingesta de calcio y otros nutrientes clave para el desarrollo de los niños.

Niños en etapa escolar (6 a 12 años)

El consumo regular de lácteos en estos años está asociado a mejor densidad mineral ósea (BMD/BMC), estatura, menor índice de masa corporal y menor riesgo de caries dental. Son fuentes completas de nutrientes como proteínas de alta calidad, calcio, fósforo, potasio, magnesio, vitamina D, B12 y riboflavina, esenciales para el crecimiento y desarrollo. También se ha observado una asociación inversa entre la ingesta de lácteos y riesgo de obesidad y presión arterial elevada en niños y adolescentes.

Además, la leche contiene caseínas y fosfatos que tienen efectos anticariogénicos, protegiendo el esmalte dental. La salud mental también puede beneficiarse: el calcio regula neurotransmisores, la proteína aporta triptófano (precursor de serotonina) y la vitamina D contribuye a reducir inflamación y estrés oxidativo.

Adolescentes (13 a 18 años)

El periodo de adolescencia es crítico para consolidar el pico de masa ósea; se ha reportado evidencia “C” en metaanálisis que destaca que el consumo diario de lácteos se asocia con mejoras en BMD en esta etapa. En especial, hay preocupación por el consumo insuficiente en niñas, lo que puede derivar en deficiencias de calcio, magnesio, yodo y vitamina D, afectando el desarrollo óseo y cognitivo

Adultos (19 a 50 años)

Aunque la evidencia en adultos jóvenes es más limitada (“grading D”), los lácteos aportan nutrientes que favorecen la salud ósea y ayudan a cubrir necesidades nutricionales sin comprometer la composición corporal.

Adultos mayores (+50 años)

Se les asigna evidencia de nivel “B” que respalda el consumo habitual de lácteos (especialmente bajos en grasa) como método para mantener la densidad ósea, reducir fracturas y apoyar la salud general.

Además, estudios recientes señalan un posible efecto protector frente a enfermedades cardiovasculares y accidente cerebrovascular con consumo moderado de lácteos.

Ventajas de consumir lácteos, especialmente en etapa escolar

  • Formación ósea eficiente: favorecen el desarrollo del pico de masa ósea, reduciendo riesgo de osteoporosis futura.
  • Protección dental: minerales y caseína ayudan a prevenir caries en niños en edad escolar.
  • Composición corporal saludable: asociaciones con menor obesidad y mejor aptitud física en escolares.
  • Apoyo cognitivo y emocional: nutrientes que influyen en neurotransmisores y estado mental.
  • Fuente eficiente de múltiples nutrientes esenciales: aporte concentrado de macronutrientes y micronutrientes.
  • Mejor adherencia dietética: programas escolares aumentan consumo y fomentan patrones saludables.

A pesar de que persiste controversia en torno al contenido de grasa en los productos lácteos, la evidencia actual sugiere que incluso las versiones enteras no implican riesgos significativos cuando se incorporan dentro de un patrón alimentario equilibrado y adaptado a las necesidades individuales.

Sigue las siguientes recomendaciones

  • Niños 68 años: incorporar al menos 2 porciones diarias de lácteos (200–250 ml de leche o equivalente en queso/yogur).
  • Adolescentes: hasta 3 porciones diarias para asegurar ingesta adecuada de calcio y vitamina D.
  • Para intolerantes o alérgicos: optar por leche sin lactosa, yogur con cultivos activos o quesos curados.
  • En contextos escolares: impulsar programas de leche escolar, asegurar disponibilidad, preferencia de sabor y educación nutricional combinada con participación familiar y del hogar.
Bibliografía y fuentes:
  • Weaver CM et al. Dairy intake and bone health across the lifespan: systematic review (2020)
  • Aimutis WR. Dental health and anticariogenic effect of milk proteins (en Cambridge Review)
  • Birch EE, et al. Dairy consumption trends in children and adolescents (2013)
  • Müller MJ, et al. Milk and pediatric nutrition – Milch.org review
  • Australian PubMed study: Recommended dairy intake associated with better fitness (2022)
  • Ministerio de Agricultura de EE. UU. / USDA. Special Milk Program history
  • Symposium importance of milk and dairy foods across life stages (PubMed abstract 2020)
  • PMC study: Effects of average childhood dairy intake on adolescent bone health
  • PMC: Role of dairy in human nutrition: myths and realities
  • Noticias recientes: Whole Milk for Healthy Kids Act debate en EE. UU.

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